El SÁBADO COMO SEÑAL DE LIBERTAD

Clamor en Egipto
La oración de lamento es quizá, uno de los primeros actos, en la relación de Dios y su pueblo, un pueblo que clamó desde su dolor y sufrimiento. Personas que se encontraban en un estado de opresión, encontraron en la oración de lamento a un Dios alternativo de los que hasta ese momento conocían: los dioses egipcios. Un Dios desconocido en el que confiaron sus flaquezas, un Dios distinto, y no éstos, porque los dioses faraónicos avalaban y justificaban el deseo desmedido de los faraones. El pueblo de la opresión trabajaba para construir ladrillos que fortificaban ciudades, templos de diversos dioses que engrandecían la vanidad y deseo desmedido del nombre de los faraones, ocurriendo que cada dinastía quería ser más grande que la anterior. El lamento de este pueblo tenía que ser dirigido a Otro Dios. Un Dios distinto.
Esta relación que inició como forma de queja, de un pueblo a un Dios que no conoce, y de un pueblo que se sintió escuchado por ese otro Dios. Finalmente, ese otro Dios decidió escuchar a ese pueblo gimiente, y le proveyó de libertad, una libertad real, representada en signos.

El sábado
El primer encuentro entre Moisés y el faraón es para pedirle que deje salir a su pueblo a celebrar en el desierto un Holocausto a Dios (Éxodo 5:1-9), sin embargo; la respuesta del faraón fue negativa, y les recuerda a Moisés y al pueblo cuáles eran las expectativas que tenía con ellos: «…ustedes están apartando al pueblo de sus obligaciones. Vayan a sus trabajos. Y añadió: ahora que el pueblo es numeroso ¿quieren que interrumpa los trabajos?…». Que fueran más productivos era lo que deseaba el faraón, quien también les llama ociosos, flojos y mentirosos, ya que están pensando otra forma distinta a la de él, pues se perderán tres días de trabajo, y retrasarán la producción y los avances de las obras emprendidas por su imperio.
«El tiempo es dinero», es una idea que, aunque la conocemos en el mundo moderno, también era una idea faraónica: «el tiempo es producción». La idea de perder el tiempo en un mundo de producción es inconcebible. Se degrada la persona si pierde el tiempo para hacer. Sin embargo, la idea bíblica del tiempo incluye también el descanso como un provecho para el ser humano, y así encontramos en el sábado un primer signo de libertad.
Es el descanso (shabath) la herramienta que Dios pone al pueblo para golpear el sistema de producción faraónico. En el pueblo invalidaría el poder y el látigo de faraón. Un sábado ceremonial es el que llevaría al pueblo su liberación.
Es así como tiene lugar la alianza de Dios en el Sinaí, sellada con los primeros mandamientos. El primero, no tener otros dioses ni una imagen de Dios… que justifiquen la esclavitud, o una imagen que demande santuarios, que justifiquen el deseo desmedido y la opresión al pueblo. Ante esto, se presenta al descanso como bendición para el ser humano y signo de libertad

La comunidad sabática como signo de libertad hoy
¿Cuántas veces hemos escuchado los mismos argumentos de la ideología faraónica como creyentes? La seducción del consumismo, de tener más, comprar más, gastar más; da como resultado ciudadanos que tienen que trabajar más tiempo, doblar turnos, adquirir dobles trabajos o laborar los fines de semana, etcétera. Convirtiendo al trabajo en una adicción o en una constante esclavitud. En ese sentido el sábado es una resistencia a la voraz cultura del consumo o del trabajo excesivo.
Para el Israel, una vez ya liberado, las voces de celebración (Sábado) fiesta, la música, así como las oraciones comunitarias (de lamento) recordando los sucesos del Dios libertador.
Encontramos en los Salmos (homenaje a la torá) una amplia recopilación de oraciones que nos ayudan a seguir orando y celebrando el sábado en comunidad (iglesia). Y que afirman la bendición de Dios para el ser humano desde el dolor a la alegría: has cambiado nuestro lamento en baile… La comprensión del pueblo cambia, de ese Dios desconocido al Dios que conocen por haberlos escuchado y liberado de Egipto. Ahora es el Dios libertador, el que, como dice el Salmo 103: salva, rescata del hoyo…, el que, …junto a aguas de reposo (sabáticas) hace descansar, conforta el alma…
Cuando guardamos el sábado lo hacemos también, como resistencia y alternativa. Una visible insistencia de que nuestras vidas no están definidas por la producción consumista y la búsqueda del confort. Una resistencia a las seducciones faraónicas de la búsqueda de vanidad. La iglesia es una alternativa a la cultura del entretenimiento que hoy determina la agenda familiar de miles de familias.
Trasmitir o proclamar a este Dios que libera, que transforma vidas, que guía y brinda herramientas al ser humano para su crecimiento, es una tarea que tenemos todos los que hemos vivido esa trasformación y libertad. El Dios que nos muestra Jesús de Nazaret, es nuestro Dios: Vengan a mí los que estén cansados y agobiados, que yo los haré descansar. Acepten mi enseñanza y aprendan de mí que soy paciente y humilde. Conmigo encontrarán descanso. Mi enseñanza es agradable y mi carga es fácil de llevar (Mateo 11:28-29, PDT)

Bibliografía:
• Sabbath as Resistance: Say no to the culture of now, W. Brueggemann, Westminster John Press Louisville, Kentucky

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