La crisis como oportunidad de crecimiento

Escrito por Josué Ramírez de Jesús

La vida es dinámica y cambiante, en ocasiones vivimos épocas tranquilas y estables, en otras aparecen etapas menos apacibles en las cuales surgen nuevos desafíos e interrogantes sin respuesta. Esto es lo que podemos denominar como crisis.

…sino que a todos les llegan buenos y malos tiempos. (Eclesiastés 9:11b, NVI)

Algunos significados de crisis son: separar, decidir, juzgar entre posibilidades u opciones, o también decidir. Podemos afirmar que la crisis no tiene, en un primer momento, una connotación negativa, por el contrario, se presenta como una exigencia de elegir un nuevo camino, una nueva forma de vivir o de pensar en vistas a que otras opciones han quedado obsoletas.

Existen crisis del desarrollo humano, crisis sociales, crisis económicas, crisis políticas, crisis sanitaria, etc. En estos casos, la persona necesita un tiempo de transición para amoldarse eficazmente al cambio, pues cada uno posee una capacidad distinta para afrontar los retos cotidianos y hacer frente a los obstáculos.

Los discípulos de Jesús también experimentaron crisis. En Marcos 4:35-41 los discípulos experimentaron una tormenta sin previo aviso, algo escapó de su control y no tenían un plan de contingencia; se mostraron pasmados, con pensamientos fatalistas y temiendo por sus vidas.

Los discípulos ante la crisis fueron dominados por sus temores, pero nos dejaron estas grandes enseñanzas:

1. El miedo nubla nuestra visión de la bondad de Dios. ¡Maestro! -gritaron-, ¿no te importa que nos ahoguemos? (Marcos 4, 38b, NVI). Jesús no prometió que no tendríamos adversidades, pero sí que nos acompañaría en medio de esas adversidades (Mateo 18, 20b, Juan 16:33).

2. Es la fe y no el miedo quien debe tomar posesión de nuestro corazón. ¿Por qué tienen tanto miedo? -dijo a sus discípulos-. ¿Todavía no tienen fe? (Marcos 4:40, NVI)

3. El miedo maximiza el problema y minimiza a Jesús en nuestra mente. Ellos estaban espantados y se decían unos a otros: ¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen? (Marcos 4: 41, NVI).

De esta difícil experiencia, los discípulos emergieron transformados; con una nueva visión de la soberanía de Jesús y con una fe robustecida.

Por lo anterior, cuando decimos que “estamos en un tiempo de crisis” estamos sosteniendo que este momento histórico, es el tiempo de la decisión de una opción mejor para mí y para los demás. El significado de la palabra “crisis” ya nos está invitando a verla como una posibilidad de cambios.

La experiencia de esta pandemia mundial nos sorprende con fuerza cada día y nos sobrepasa. La crisis sanitaria está cambiando algunos de nuestros hábitos, redireccionando los enfoques de nuestra manera de vivir y formulando nuevos planteamientos de nuestro ser y hacer Iglesia. Sin duda que, para muchos, están siendo unos tiempos muy duros que no serán fáciles de olvidar ya que marcarán nuestra época.

Ante esta situación, los cristianos tenemos que leer siempre la vida y la historia con los ojos de la fe, y en medio de todo poner nuestra absoluta confianza en el Señor, fuente de salvación y de esperanza. Hoy podemos ser las manos, los pies y la boca de Jesús, para que nos acompañemos y apoyemos en medio de la dificultad.

Hoy nos encontramos en circunstancias donde se ha suspendido el culto público, pero la iglesia no ha cerrado, al contrario, estamos siendo invitados a purificar nuestra fe, a madurarla y a hacer realidad la grandeza de la Iglesia como cuerpo de Cristo, aquella que trasciende el tiempo y espacio. No podemos caer en la desesperanza o el desánimo: Dios sigue acompañándonos, no nos deja solos, Él camina con nosotros en medio de esta tempestad, Él nos invita a «no tener miedo».

Por eso, es importante que lo podamos escuchar hablando en medio de estas circunstancias; orando en familia, leyendo y meditando su Palabra, profundizando en los mensajes que fortalece nuestra fe. Dios nos acompaña y nos está hablando ¿Podremos escuchar su voz?

Recuerda, la idea que tengas de Dios y de las crisis determinarán tu forma de actuar. Lo que creamos sobre Dios cambiará la forma en la que vivimos; todas las ideas tienen consecuencias, y las ideas que tengamos sobre Él, afectarán profundamente la vida que tenemos, la familia, la iglesia y la sociedad que construimos. La crisis encierra riesgos, pero también muchas oportunidades.

Quien supera la crisis se supera así mismo, crece y madura en la fe; pero quien atribuye a la crisis sus fracasos y desdichas, respeta más a los problemas y su poder destructor que a Dios y su poder vivificador.

Si somos capaces de tener perspectiva cuando estamos inmersos en una crisis, veremos que tiene dos vertientes y que expresa, por una parte, una dificultad y, por otra, una oportunidad. Esta crisis es una oportunidad de crecimiento. De nosotros depende. ¡Dios con nosotros!

BIBLIOGRAFÍA:

Martin, D. (2011). ¿crisis? ¿qué crisis? Retrieved from https://ebookcentral.proquest.com