¿Qué batalla vamos a enfrentar?

¿Qué batalla vamos a enfrentar?

Escrito Por Dana Zered Velasco Zúñiga

La vida ha cambiado, nos enfrentamos a una vida cada día más rápida, con más estrés, ansiedad y depresión. Si bien hay muchas personas que las padecen, es importante saber qué es realmente la depresión y la ansiedad.

La ansiedad es una reacción emocional que surge ante las situaciones de alarma o situaciones confusas o de un resultado incierto y nos prepara para actuar ante ellas. La ansiedad generalmente la percibimos como una experiencia desagradable que nos hace sentir inquietos, angustiados y temerosos.

Por su parte la depresión, es un trastorno del estado de ánimo que provoca una incapacidad para disfrutar de la vida cotidiana. Es una situación crónica que afecta al cuerpo y a la mente, cambia la forma en que comemos, dormimos y nos relacionamos con los demás. Un trastorno depresivo no es un estado de tristeza pasajera, tampoco es una señal de debilidad personal, ni un estado que se pueda superar a voluntad. Las personas con depresión necesitan de atención psicológica profesional, no pueden salir arbitrariamente de este estado, no pueden forzarse ni ser forzados a sentirse mejor.

La adolescencia puede ser difícil, experimentamos cambios físicos y mentales, que pueden afectar la forma en que aprendemos, pensamos y cómo nos comportamos, y si a esto se suma enfrentarnos a situaciones difíciles o estresantes, es normal tener altibajos emocionales.

¿Te has sentido así?

Quiero compartirte una parábola que se encuentra en Mateo capítulo 25, acerca de cómo es que tu y yo podemos salir de una mentalidad que está limitando nuestra vida y cambiar nuestra manera de pensar para poder crecer en cualquier situación que estamos viviendo.

Hoy quiero animarte a creerle a Dios, sea lo que sea que nos haya tocado vivir o experimentar podemos ver su amor extraordinario en nuestras vidas. En Mateo 25 Jesús dice así “También el reino del cielo puede ilustrarse mediante la historia de un hombre que tenía que emprender un largo viaje” (NTV). Jesús habla de él mismo, que iría a la cruz, moriría por nosotros y resucitaría.

Y a todos en nuestra vida nos ha tocado algo que sentimos que no es totalmente justo, tal vez con alguna enfermedad, problemas familiares, quizá has recibido abuso verbal, físico, emocional, y esto genera que existan cicatrices en tu vida por algo negativo que te tocó vivir y esta puede ser la parte negativa, pero también puede ser una bendición.

A todos nos toca vivir una batalla, pero también nos tocan bendiciones y a nosotros no nos corresponde escoger que batalla vamos a enfrentar o que bendiciones vamos a tener.

Pasando un tiempo de escasez uno mismo debe animarse y pensar en que el Señor es nuestra fortaleza, mi vida está en sus manos. En tiempos de ansiedad no dejemos que nuestros pensamientos sean negativos, tenemos que animarnos a nosotros mismos y decir “yo creo en Dios mi sanador, yo creo que él está conmigo”. Probablemente no me ha sanado ahorita, pero creo que me está sanado, me está sanando en mi enfermedad, y Dios tiene una mejor solución para esto.

Hay que saber encontrar fuerza en el Señor, es una de las lecciones más importantes en nuestro caminar con Cristo, aprender a encontrar fuerzas en el Señor.

Si tu conoces a alguien que esté pasando por una situación similar te invito a que podamos ser empáticos con ellos, no te enojes si consideras que las personas no ponen de su parte para estar mejor, al contrario, ellas están haciendo todo lo posible por salir adelante, no alimentes sus quejas o discursos negativos, hazle ver lo especial que son, ora por ellos, anímalos a seguir adelante, acompáñalos a realizar actividades de su interés, hazles saber que estás ahí para lo que ellos necesiten.

Los momentos más difíciles de tu vida son oportunidades para crecer y amar. Dios transforma nuestros problemas, toda situación complicada cambia a nuestro favor. Con Dios toda batalla tiene su final.

Bibliografía

American Psychiatric Association. Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. 5ª. 2016.

Biblia. Nueva Traducción Viviente.

Un alumno como Jesús

Un alumno como Jesús

Por Melissa Montaño Pérez

“Hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31)

Cuando era adolescente, mi madre me decía que debía esforzarme por terminar mi carrera y que considerara hacer una maestría o hasta un doctorado. Además de ella, nadie me hablaba de la importancia de esforzarme en mis estudios. En la iglesia, durante la clase de los adolescentes, reflexionábamos sobre cómo podríamos dar un buen testimonio en la escuela pero nunca de cómo hacerlo desde la escuela, desde el ámbito profesional.

Si Jesús hubiera asistido a la secundaria, a la preparatoria, seguramente sería el mejor de su clase y estaría en el cuadro de honor, pero no por ser un niño superdotado, sino por ser responsable, comprometido y agradecido por tener la bendición de poder estudiar. Para muchos, ir a la escuela no es lo más divertido, y sin embargo, en nuestro país ir a la escuela es un lujo. Cuando nos damos cuenta del “privilegio” que representa la educación escolar, nos volvemos conscientes del aprovechamiento que requiere. Dar testimonio de Dios desde la escuela es tan fácil, y a la vez tan complejo, como llegar temprano a clases, tratar con respeto a mis maestros y compañeros; poner atención, cumplir con todas las actividades que se me indican; no “volarme” las clases, no “irme de pinta”, hacer las tareas, porque todo esto es corresponder a tan inmensa bendición. Además, no sólo se trata de hacerlo por obligación, mejor como nos indica el Señor: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:23).

También es necesario comprender que aspirar a ser un profesionista no es malo, es otra forma de servir. Jesús, sin un salón de clases y un pizarrón, recorría los pueblos y predicaba la Palabra de Dios. Si tú tienes el conocimiento y conoces a alguien que no tiene con los recursos para estudiar, enséñale tú, ayúdalo a crecer. Y si estás rodeado de personas que tienen la oportunidad de hacerlo pero no la valoran, exhórtalos tú, no sólo con palabras de aliento sino también con el ejemplo. Elegir hacer la tarea en lugar de elegir ver televisión ya es dar testimonio. Todos los días, antes de ir a la escuela, pregúntate: ¿Qué clase de alumno habría sido Jesús?

Líderes con pasión

Líderes con Pasión

Escrito por: Edgar Obed Acuña Martínez y Gaddi Yamin Sánchez

Todos tenemos pasiones diferentes, algunos encuentran pasión en los deportes, un equipo, una carrera, profesión, música, política, una persona, alguna afición, etc. Te has preguntado, ¿Cuál es la tuya?

La pasión es un sentimiento muy intenso, un deseo exagerado que inunda todo el aspecto de la persona y que la impulsa a buscar su objetivo; en otras palabras, la pasión se refiere a que todo el corazón vibre, aprecie, se entusiasme, e incluso, padezca por una idea o un proyecto. Pero ¿de dónde surge la pasión? En primer lugar, se debe estar profundamente convencido de lo que uno cree; en segundo lugar, de los sueños y metas que tenemos. Es decir, se debe tener una convicción profunda y una visión para que surge una pasión. 

Por otro lado, tenemos el liderazgo. Un líder da lo mejor de sí, demuestra cómo hacer las cosas, inspira una visión compartida, cuestiona el proceso, permite que los otros actúen y alienta el corazón. Por lo que, la suma de estas dos palabras, liderazgo y pasión, permiten cosas extraordinarias.

En la Biblia leemos de muchos personajes que sirvieron a Dios con una entrega apasionada, por ejemplo:  Abraham, Moisés, Elías, Daniel, David, el sacerdote Finees (Números 25:11), el apóstol pablo, entre otros; todos ellos sabían perfectamente cuál era su propósito y ejercieron su liderazgo en la misión que tenían; no obstante, aunque todos ellos nos dieron un gran ejemplo, El más grande ejemplo que tenemos de líder con pasión es Jesús.

Jesús, en su interior tenía la certeza de su misión:  establecer el reino de los cielos, dar un mensaje de esperanza a los pobres, anunciar las buenas nuevas y dar libertad a los cautivos (Lucas 4:18-19). Como podemos ver, no era cosa fácil, si nos detenemos a leer cada una de estas historias, especialmente la de Jesús, encontramos que hubo obstáculos a los cuales se enfrentó; sin embargo, su pasión por la misión no los detuvo. Jesús confrontó muchas oposiciones de parte de los fariseos y saduceos, varias veces lo tentaron (Mateo 16:1, Marcos 10:2, Lucas 6:7) y juzgaron (Mateo 27:40, Lucas 7:39). Aun con todos estos impedimentos cumplió con la misión que Dios le había encomendado, porque tenía una gran misión, que era más grande que todas las dificultades.

Y a todo esto, ¿Qué es lo que pide el Señor de ti? En Éxodo 10:12 nos dice, “…sino que temas al Señor tu Dios, que andes en todos sus caminos, que le ames y que sirvas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma”, es decir, que tengas pasión por Él.

Dios te ha encargado una misión, un trabajo, Él no prometió que sería fácil, pero sí que estará contigo durante todo el proceso, levantará tus brazos cuando estés cansado como lo hizo con Moisés, te dará el alimento adecuado para que puedas soportar 40 días en el desierto como lo hizo con Elías, te librará de los leones como lo hizo con Daniel, estará contigo en tus peores batallas como lo hizo con David. El trabajo en la obra del Señor tiene su recompensa.  

Por lo anterior hermanos, los invito a que “Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensara con la herencia. Ustedes sirvan a Cristo el Señor”, con pasión. Colosenses 3:23-24.

Referencia:

JAMES M. KOUZES Y BARRY Z. POSNER. (2018). EL DESAFÍO DEL LIDERAZGO Sexta edición. España: Editorial Reverté, S. A., 2018.

¿Estoy preparado para comenzar un noviazgo?

¿Estoy preparado para comenzar un noviazgo?

Jesús Manuel Campos Alarcón, 17 años, Veracruz, Ver.

Como sabes, la adolescencia es la etapa en la que la mayoría de las personas inician una relación de noviazgo, ya que comenzamos a sufrir diversos cambios e inicia una atracción hacia el sexo opuesto, pero en realidad, ¿estamos preparados para el noviazgo? En esta estapa pasamos un sinfín de cambios, el desarrollo físico, emocional y psicológico no está culminado, sin embargo, al iniciar la secundaria nos sentimos grandes y plenamente maduros capaces de iniciar una relación.

El noviazgo en la Biblia nos habla de un pacto, como en el caso de José y María. En Mateo 1:18 podemos leer que ellos tenían un pacto prematrimonial un año antes de casarse (un noviazgo), el objetivo del noviazgo no es solamente divertirse o pasar el rato, sino ser una etapa para conocerse con miras puestas en el matrimonio, es conocer a la otra persona en sus buenos y malos momentos, es pensar en una vida juntos y no solo momentáneamente, es poder compartir cualquier circunstancia en la vida.

Como verás el noviazgo va más allá de lo que nosotros pensamos, debemos detenernos a reflexionar si en verdad estamos preparados para poder vivir esta hermosa experiencia y no pasar por alto lo antes dicho; quizá pensemos que no pasa nada, pero en el camino podemos lastimar a personas que en realidad buscan tener un noviazgo real o viceversa. 

Si ya reflexionaste bien y decides llevar un noviazgo a muy temprana edad (o más adelante) te pido que tomes en cuenta estos puntos que podrían ser de gran ayuda para ti:

Una relación agradable a Dios: Tiene que ser una relación en donde su primer objetivo sea servir y agradar a Dios, una relación en la que primeramente amen a Dios. Ésta será la base para que aprendan a amarse mutuamente.

No se unan en yugo desigual: Pueden ser palabras muy fuertes, pero reales. No debes de olvidar que es mucho mejor tener un novio o novia que comparta tu misma creencia, ya que de esa manera ambos podrán compartir y disfrutar de la comunión con Dios, sin preocuparse porque el otro no apoye o comparta el mismo pensar y sobre todo cuando alguno de ustedes tome un rumbo diferente el otro podrá aconsejarlo y ayudarle para retomar su camino. Por lo tanto, cuida de no entregar tu corazón a alguien que no conoce a Dios y te haga alejarte de Él sin darte cuenta.

Pónganse límites: A esta edad nuestras hormonas están “a todo lo que da”, por lo tanto, eviten besos y las caricias al estar solos.

Si su relación no funciona recuerden que los planes de Dios son perfectos, que todo llega en el momento indicado, solo quédense con las enseñanzas y todo lo bueno que dejó esa persona y desechen las cosas negativas, recuerda que los planes que tienes para tu vida muchas veces no serán los planes que Dios tiene para ti, porque probablemente tus planes podrían llevarte al fracaso y lo más importante no se olviden de orar y pedirle a Dios por la persona que tiene preparada para sus vidas y dejar todo en sus manos, porque su tiempo siempre será perfecto. 

Dios les bendiga.

Derechos Humanos en las prisiones

Derechos Humanos en las prisiones

Por: Steph Galeana

“Suele decirse que nadie conoce realmente cómo es una nación hasta haber estado en una de sus cárceles. Una nación no debe juzgarse por como trata a sus ciudadanos con mejor posición, sino por como trata a los que tienen poco o nada.”

– Nelson Mandela

Seguro que en tiempos del COVID-19 es muy fácil recordar que tenemos el derecho a circular libremente por nuestro país, mismo que se pierde cuando una persona se encuentra en prisión. Este derecho ha sido restringido desde tiempos bíblicos cuando una persona es puesta en confinamiento para esperar un castigo, o bien, cuando ya está cumpliendo una sentencia.

Sin embargo, existen derechos que se mantienen, aunque nos encontremos privados de la libertad, puesto que contamos con los derechos humanos, que son aquellos que tenemos TODAS y TODOS por el simple hecho de ser personas humanas. Y es, en la medida que estos son respetados y se encuentren efectivamente garantizados de forma universal, que se puede elevar el nivel de vida en las personas.

Cuando Jeremías fue encarcelado fue puesto en una cisterna -práctica común de las prisiones antiguas- el espacio más oscuro de la prisión y de aislamiento total (Jeremías 38:6-10); la biblia relata que en ese espacio era muy probable la muerte de los prisioneros, es por ello que enviaron por él y fue puesto en el patio de la cárcel. Las condiciones inhumanas de las prisiones siguen siendo una problemática en la actualidad.

Por ello, en las “Reglas Mandela” se establece como primera que “todos los reclusos serán tratados con el respeto que merecen su dignidad y valor intrínsecos en cuanto seres humanos. Ningún recluso será sometido a tortura ni a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, contra los cuales se habrá de proteger a todos los reclusos, y no podrá invocarse ninguna circunstancia como justificación en contrario.” (ONU, 2015). Esto solo recalca el hecho de que nuestros derechos son inherentes, y no debemos dejarnos nublar por las circunstancias o decisiones por las cuales nos priven de la libertad.

En la mayoría de las ocasiones cuando oramos repetimos lo que nos han enseñado desde pequeños “acuérdate de los huérfanos, las viudas y los encarcelados”, pero pocas veces nos acordamos nosotros de ellos, pocas veces visitamos las cárceles con nuestros hermanos de congregación. Jesús dijo “estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí;” (Mateo 25:36) Este es sin duda un llamado que sigue siendo latente para nuestras vidas y que podemos cumplir. Ahora más que nunca sabemos cómo se siente estar -aunque sea por poco tiempo- sin poder salir a las calles, y si bien no es lo mismo, podemos sentir la ansiedad y estrés, pero se hace más llevadero cuando puedes hablar con alguien más y ocupar tu mente en otras actividades.

Sigamos el llamado de Jesús y acompañemos los unos a los otros, pronto volveremos a abrazarnos los que estamos en cuarentena, pero no nos olvidemos de quienes permanecen aislados, de quienes han sido torturados y de quienes a veces se nos olvida que siguen siendo personas.

Para conocer tus derechos visita: https://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/

Para leer un poema como referencia visita: https://poemario.org/hombre-preso-que-mira-hijo/

Bibliografía

BBC News Mundo. (2010, enero 4). Delfines = «personas no humanas». BBC News Mundo. Recuperado de https://www.bbc.com

Derechos Humanos:  Recopilación de instrumentos internacionales, Volumen 1 (Primera parte): Instrumentos de carácter universal [publicación de las Naciones Unidas, núm. de venta: S.02.XIV.4 (Vol. I, Part. 1), secc. J, núm. 34.

Gómez, R. G. (2019, junio 26). Personas no humanas. EL PAÍS. Recuperado de https://elpais.com

Herrera, R. (2014). Cárcel en los Tiempos Bíblicos. La Rioja: Hora 11 Ministries, Inc.

ONU: Asamblea General, Declaración Universal de Derechos Humanos, 10 Diciembre 1948, 217 A (III), disponible en esta dirección: https://www.un.org/es/universal-declaration-human-rights/ [Accesado el 17 Abril 2020]

ONU: Asamblea General, Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos (Reglas Nelson Mandela): Resolución aprobada por la Asamblea General, 8 Enero 2016, A/RES/70/175, disponible en esta dirección: https://www.unodc.org/documents/justice-and-prison-reform/Nelson_Mandela_Rules-S-ebook.pdf [Accesado el 17 Abril 2020]

PIZZA Y AMIGOS

PIZZA Y AMIGOS

Escrito por: Abdiel Gómez Salomón

En la congregación a la que asisto, los adolescentes tienen una agradable costumbre: en cada cumpleaños llevan pizza para compartir con todos. Esa costumbre se ha ido arraigando, y algo de lo que me he dado cuenta es que, cuando hay comida o botana de por medio, ellos se muestran más receptivos. Se trata de la confianza que se genera entre todos los que compartimos. Cuando se comparte la mesa, también se comparte una parte de la vida.

Bueno, pues Jesús hizo algo similar. Él buscó mostrar lo que es el reino de los cielos, eso que suena tan lejano y tan irreal, pero que el Maestro hizo palpable en la realidad. Sus parábolas, sus dichos, sus acciones y toda su vida iba encaminada a mostrar amor, a compartir y dar vida hacia los demás. Así que un día, durante la pascua judía, mientras el pueblo conmemoraba su salida de Egipto hacía tantos años, Jesús decidió compartir algo especial con sus discípulos.

Jesús buscó un lugar adecuado, privado. También se aseguro de que sus amigos estuvieran ahí, y de que la cena estuviera lista. Después, simplemente se sentó a la mesa con ellos y compartieron todos juntos, sin importar sus diferencias, o el hecho de que uno de ellos lo iba a traicionar… O bueno, los doce terminaron fallándole. Aún así, Jesús los hizo parte de su vida; compartió de su vida con ellos.

“Coman, este es mi cuerpo”. “Tomen, esta es mi sangre”. Cuando Jesús dijo estas palabras, hizo algo trascendente: les ofreció su vida, su amistad; su amor. Compartir la mesa con alguien en aquella época, era aceptarle, hacerlo como un igual. Jesús hizo todo eso por sus discípulos, lo merecieran o no.

Cuando tú te sientas a la mesa con tus amigos en la iglesia, con tu grupo de adolescentes, con tu iglesia o con tu familia, los haces tus iguales. No importa si lo que hay delante de ustedes es una pizza, pollo con mole, unos tamales o un pedazo de pan con jugo de uva; lo que importa es el amor que experimentes con las personas que te rodean.

Por eso, aunque no estés bautizado, aunque no comas del pan y el jugo, tú eres parte de la mesa de Jesús, Él te invitó y te hizo parte de su vida. Ahora te toca compartir esa misma vida con aquellos a quienes amas, lo merezcan o no.

La Cena del Señor es un acto especial para la Iglesia, pero lo que hace que sea especial no es en sí mismo lo que el cuerpo ingiere, sino el amor entre aquellos que la comparten. Esto es la comunión en la mesa del Señor. ¡Ven, la mesa te espera!

La crisis como oportunidad de crecimiento

La crisis como oportunidad de crecimiento

Escrito por Josué Ramírez de Jesús

La vida es dinámica y cambiante, en ocasiones vivimos épocas tranquilas y estables, en otras aparecen etapas menos apacibles en las cuales surgen nuevos desafíos e interrogantes sin respuesta. Esto es lo que podemos denominar como crisis.

…sino que a todos les llegan buenos y malos tiempos. (Eclesiastés 9:11b, NVI)

Algunos significados de crisis son: separar, decidir, juzgar entre posibilidades u opciones, o también decidir. Podemos afirmar que la crisis no tiene, en un primer momento, una connotación negativa, por el contrario, se presenta como una exigencia de elegir un nuevo camino, una nueva forma de vivir o de pensar en vistas a que otras opciones han quedado obsoletas.

Existen crisis del desarrollo humano, crisis sociales, crisis económicas, crisis políticas, crisis sanitaria, etc. En estos casos, la persona necesita un tiempo de transición para amoldarse eficazmente al cambio, pues cada uno posee una capacidad distinta para afrontar los retos cotidianos y hacer frente a los obstáculos.

Los discípulos de Jesús también experimentaron crisis. En Marcos 4:35-41 los discípulos experimentaron una tormenta sin previo aviso, algo escapó de su control y no tenían un plan de contingencia; se mostraron pasmados, con pensamientos fatalistas y temiendo por sus vidas.

Los discípulos ante la crisis fueron dominados por sus temores, pero nos dejaron estas grandes enseñanzas:

1. El miedo nubla nuestra visión de la bondad de Dios. ¡Maestro! -gritaron-, ¿no te importa que nos ahoguemos? (Marcos 4, 38b, NVI). Jesús no prometió que no tendríamos adversidades, pero sí que nos acompañaría en medio de esas adversidades (Mateo 18, 20b, Juan 16:33).

2. Es la fe y no el miedo quien debe tomar posesión de nuestro corazón. ¿Por qué tienen tanto miedo? -dijo a sus discípulos-. ¿Todavía no tienen fe? (Marcos 4:40, NVI)

3. El miedo maximiza el problema y minimiza a Jesús en nuestra mente. Ellos estaban espantados y se decían unos a otros: ¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen? (Marcos 4: 41, NVI).

De esta difícil experiencia, los discípulos emergieron transformados; con una nueva visión de la soberanía de Jesús y con una fe robustecida.

Por lo anterior, cuando decimos que “estamos en un tiempo de crisis” estamos sosteniendo que este momento histórico, es el tiempo de la decisión de una opción mejor para mí y para los demás. El significado de la palabra “crisis” ya nos está invitando a verla como una posibilidad de cambios.

La experiencia de esta pandemia mundial nos sorprende con fuerza cada día y nos sobrepasa. La crisis sanitaria está cambiando algunos de nuestros hábitos, redireccionando los enfoques de nuestra manera de vivir y formulando nuevos planteamientos de nuestro ser y hacer Iglesia. Sin duda que, para muchos, están siendo unos tiempos muy duros que no serán fáciles de olvidar ya que marcarán nuestra época.

Ante esta situación, los cristianos tenemos que leer siempre la vida y la historia con los ojos de la fe, y en medio de todo poner nuestra absoluta confianza en el Señor, fuente de salvación y de esperanza. Hoy podemos ser las manos, los pies y la boca de Jesús, para que nos acompañemos y apoyemos en medio de la dificultad.

Hoy nos encontramos en circunstancias donde se ha suspendido el culto público, pero la iglesia no ha cerrado, al contrario, estamos siendo invitados a purificar nuestra fe, a madurarla y a hacer realidad la grandeza de la Iglesia como cuerpo de Cristo, aquella que trasciende el tiempo y espacio. No podemos caer en la desesperanza o el desánimo: Dios sigue acompañándonos, no nos deja solos, Él camina con nosotros en medio de esta tempestad, Él nos invita a «no tener miedo».

Por eso, es importante que lo podamos escuchar hablando en medio de estas circunstancias; orando en familia, leyendo y meditando su Palabra, profundizando en los mensajes que fortalece nuestra fe. Dios nos acompaña y nos está hablando ¿Podremos escuchar su voz?

Recuerda, la idea que tengas de Dios y de las crisis determinarán tu forma de actuar. Lo que creamos sobre Dios cambiará la forma en la que vivimos; todas las ideas tienen consecuencias, y las ideas que tengamos sobre Él, afectarán profundamente la vida que tenemos, la familia, la iglesia y la sociedad que construimos. La crisis encierra riesgos, pero también muchas oportunidades.

Quien supera la crisis se supera así mismo, crece y madura en la fe; pero quien atribuye a la crisis sus fracasos y desdichas, respeta más a los problemas y su poder destructor que a Dios y su poder vivificador.

Si somos capaces de tener perspectiva cuando estamos inmersos en una crisis, veremos que tiene dos vertientes y que expresa, por una parte, una dificultad y, por otra, una oportunidad. Esta crisis es una oportunidad de crecimiento. De nosotros depende. ¡Dios con nosotros!

BIBLIOGRAFÍA:

Martin, D. (2011). ¿crisis? ¿qué crisis? Retrieved from https://ebookcentral.proquest.com

Soy hijo de un pastor

Soy un hijo de pastor

Por Galilea Sanchez

Antes de que empieces a leer, me gustaría que reflexiones las siguientes preguntas, independientemente de que seas hija/o de pastor o no: ¿Qué características consideras debe distinguir a un hijo de Dios? ¿Crees que el comportamiento de quien se dice ser hijo de Dios debe ser diferente a los que no lo son? Siendo sincero, adolescente, ¿qué tan cerca estás de cumplir las características que tú has mencionado?

Espero realmente hayas analizado detenidamente estas tres preguntas, ya que esto tiene que ver también, con ser un “hija/o de un pastor”.

Lo que tú sientes, piensas y vives al ser hijo de Dios es lo que, varios de ellos viven al ser parte de la “familia del pastor”. ¡Así es! Sólo que, lamentablemente en nuestra actualidad, el serlo se ha visto como una problemática, tanto para la iglesia como para el/la adolescente o familia pastoral.

Ser hijos de Dios es un tesoro enorme, un regalo tan grande que nos debería encantar y emocionar compartirle a las personas que no gozan de ese privilegio. Claro que este regalo nos debe hacer “diferentes” al mundo; no actuamos de la misma manera que actúan nuestros amigos, no tenemos el mismo vocabulario que ellos, no creemos como ellos creen, no festejamos todo lo que el mundo acostumbra, ellos no ven y gozan la vida como nosotros lo hacemos junto con Dios. Esto es lo que nos hace ser diferentes a los demás, nos hace ser únicos y permite distinguirnos.

¿Ha sido fácil ir contracorriente del mundo? ¡Claro que no! Esta vida llena de felicidad, de amor y entrega a Dios, es una lucha de cada día. Diariamente podemos ser criticados, juzgados o cuestionados. El entorno está al pendiente de nuestro camino para ver en qué momento fallamos, esperando para atacar y apagar esa luz que el Señor ha puesto en nosotros, una luz que brilla en la tempestad y en la oscuridad del mundo.

¿Crees que esto pueda suceder dentro de la iglesia? Tristemente, a veces sí.

Y en donde se ve más reflejada esta situación es en la vida de los hijos de los pastores. Ellos están expuestos a comentarios constantes sobre su comportamiento, su vestimenta, sus reacciones ante cualquier cosa o hasta su propio desarrollo en las etapas de la vida. Al parecer ellos/as no tienen esa “libertad” que tienen los demás chicos y en ocasiones es lo que desanima al joven o lo hacen sentirse ahogado ante la “mirada” de todos.

Bueno, déjame decirte que ellos forman parte importante de una familia que la Iglesia ve como ejemplo y como guía. El hecho de que ellos sean adolescentes o jóvenes los puede hacer llevar una carga pesada de responsabilidad, compromiso y cautela ante todo lo que hagan.

Como tú y como yo, los hijos de pastores viven sus crisis en esta etapa. Debemos entender que nadie, en lo absoluto, está exento a fallar o tropezar. Todos estamos expuestos a ello y no deberíamos ser sólo criticados ante una caída, por el contrario, deberíamos ser amados, abrazados y orientados por Dios a través de su amada iglesia.

¡Ser hijo de pastor es tan increíble como ser hijo de Dios!

Se conoce a la iglesia de una manera más cercana y se logra conectar con ella de una manera sensacional. Permite ir madurando el carácter por medio de las diversas situaciones que se pueden presentan. Incluso, los señalamientos personales ayudan a reflexionar más acerca de las cosas y tener una postura propia sobre muchos temas.

Te invito a que, si eres amigo de alguien que sea hijo/a de pastor (sea o no en tu localidad) procura no cometer el error de solamente señalarlos y cuestionarlos en su actuar, al contrario, apóyalos y bríndales tu ayuda, el amor, el consejo, el abrazo y la compañía que necesitan y que nuestro mismo Dios te da. Ora por ellos, para que puedan crecer en madurez espiritual buscando siempre la aprobación de Dios.

Hijo de pastor: crece en Dios, madura en Él y sírvele con todo tu corazón. Agradécele por permitirte ser un ejemplo y deja que él te siga usando como instrumento para bendecir a su pueblo. No importa lo que digan de ti, quédate con lo que te construya y desecha lo que no ayuda en tu vida espiritual. ¡Dios está contigo!

Yo soy hija de pastor y no me avergüenzo.

Soy hija de pastor y soy libre, porque también soy hija de Dios.

Soy hija de pastor y es una hermosa bendición.

Soy hija de pastor y agradezco cada día a Dios por este privilegio.

¡Soy hija de pastor! ¡Gloria a Dios!

Celebra con tu familia esta bendición. Celebra a Cristo por este regalo.

Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón; Y hallarás gracia y buena opinión Ante los ojos de Dios y de los hombres. Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas”.

Los maestros enseñan

Los maestros enseñan

Considerando que por naturaleza y por factores propios de su edad, el adolescente es dado al “placer de su corazón y de su vista” (Eclesiastés 11:9), el sabio escritor bíblico hace un gran consejo o exhortación: “Quita pues el enojo de tu corazón, aparta el mal de tu carne, porque la mocedad y la juventud son vanidad” Eclesiastés 11:10.

Ante tal realidad, los padres, maestros y pastores debemos enseñar los principios bíblicos y religiosos desde una temprana edad. Tenemos el ejemplo de Timoteo que, aunque su padre era griego, fue instruido aprendiendo las enseñanzas de su madre y abuela (Hechos 16:1-2, 2 Timoteo 1:2-5, 2 Timoteo 3:14-15)

“Los maestros enseñan”

De acuerdo con esta premisa, es necesario recordar que como maestros tenemos el compromiso de:

  1. Enseñar al adolescente el valor de las Sangradas Escrituras, su origen y su beneficio.
  2. Mostrar la importancia de estudiar la Biblia y escudriñarla, así, el muchacho podrá discernir entre el camino de bien y el que no lo es.

Daniel se negó a comprometer sus convicciones aún al encontrarse en medio de una cultura antagónica (Daniel 1:8-21). Los tres jóvenes arrojados al horno de fuego prefirieron morir quemados antes que negar su fe en Dios (Daniel 3:16-18). Aquí vemos la importancia de una educación y formación de convicciones reales acerca de lo que creen, desde su juventud y niñez.

“Nuestros adolescentes necesitan una creencia profunda y firme en Dios, y su Palabra; una creencia que les dé un fundamento sólido y los arraigue en la fe de tal manera que cuando lleguen las pruebas o tribulaciones o tormentas de la vida, puedan permanecer firmes” Josh McDowell

“Los maestros enseñan”

Para lograr esas enseñanzas profundas, los maestros debemos:

  1. Tener momentos de estudio en condiciones adecuadas, como lugares cómodos (aire, luz, etc.)
  2. Buscar herramientas físicas de enseñanza (pizarrones, libros, cosas visuales, etc.)

Debemos esforzarnos al máximo para lograr la confianza de los adolescentes. Para ello podemos organizar juegos, lunadas, meriendas, además de reuniones creativas, retiros, campestres, entre otros. También debemos generar diálogos, mesas trabajo, conferencias, entrevistas y muchas otras actividades que proporcionen confianza y hagan más fuerte el vínculo entre grupo y maestro.

La carta a los Hebreos, en el capítulo 11 se titula “La excelencia de la fe y ejemplos que muestran su eficacia y su poder”. En este capítulo y todo el libro se mencionan personas que demostraron su fe y su convicción al Dios Todopoderoso.

Hoy, los muchachos deben cultivar la fe que tienen a fin de ser estables en lo que creen, como dijo el apóstol Pablo “que ya no seamos niños fluctuantes, y llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar, emplean con astucia los artificios del error” Efesios 4:14

Maestros, dediquémonos a enseñar con amor las cosas relevantes que brindarán a cada adolescente las herramientas para vivir firmes, con sus pies seguros en la roca que es Cristo Jesús.

Buenos administradores

Buenos administradores

¿Qué es administrar? Existen varias definiciones al respecto, por ejemplo “tener el control o el mando de algo específico”; otra definición más acorde a aquellos que estudian administración o contabilidad es “planear, organizar, dirigir y controlar todos los recursos pertenecientes a una organización con la finalidad de alcanzar los objetivos”.

En la Biblia existen algunos textos que nos invitan a esforzarnos por ser buenos administradores y a cuidar aquello que Dios nos da, utilizando las cosas que tenemos para su obra y su servicio, por ejemplo 2 Samuel 8:15 relata: “Y reinó David sobre todo Israel; y David administraba justicia y equidad a todo su pueblo”.

Pero, a ti y  a mí ¿Qué nos ha dado Dios? Quizá pudieras pensar que no tienes “nada”, o “solo soy un adolescente que lo que tengo no es mío sino de mis padres o es gracias a algún familiar o amigo”. Sin embargo no todo lo que poseemos es sólo material. Existen otras cosas que Dios nos ofrece como: talentos, dones, aptitudes, destrezas, aprendizajes; esos son regalos que el Señor nos da como sus hijos y es ahí cuando tenemos que ser como David, administrar con justicia y equidad aquello que tenemos, procurando servirle a Él.

Ahora bien, ya que conocemos un poco de lo que Dios nos ofrece, es importante reconocer que te encuentras en la edad adecuada para adquirir conocimientos que en el futuro te pueden servirá para realizar ciertas actividades: desde algo tan simple como barrer, trapear, lavar el baño, cambiar un foco, lavar trastes, lavar el carro,  cocinar, conocer tu ciudad, saber abrir la llave del gas –que aunque no lo creas hay personas adultas que no lo saben hacer–; hasta otros conocimientos más complejos que aprendes en la escuela como las ciencias, matemáticas, química, física, español, inglés, algún taller. Cada uno de ellos, con la dirección de Dios, te puede dar otra perspectiva para entender mejor Su Palabra.

¿Para qué me servirán estas cosas?

En lo personal, me ha ayudado cuando he servido en la iglesia, porque déjame decirte que no solo se trata de estar en el ministerio de alabanza o en el departamento de adolescentes, sino de estar cuando hay que visitar a algún hermano, ir a hacer el aseo de la iglesia, brindar ayuda cuando hay actividades, ir a la tienda, hacer cuentas de alguna venta, ayudar a algún hermano con alguna tarea que ya no puede realizar por la edad o porque no lo sabe, explicar a los hermanos alguna materia que a nosotros se nos facilita, además de muchas actividades que podemos realizar y que seguramente ya tienes en mente. Es con estas “pequeñas” pero significativas tareas que ponemos en práctica lo Dios nos dice.

Es importante entender que aquello que tenemos, es decir; “los dones que Dios nos da”, no son para sentirnos superiores a los demás, y tampoco es para guardarlos y no utilizarlos, son para estar al servicio de la iglesia, al servicio de aquel que nos los ha dado, para compartir ese conocimiento y/o enseñar esa tarea que solo yo sé realizar a alguien más, es asumir el “discipulado” para luego autoevaluarme y, como se mencionó en una de las definiciones de “administrar”, saber controlar lo mejor posible mis conocimientos para poder aplicarlos en el lugar y en el momento correcto.

Recuerda que somos un cuerpo en Cristo, que cada uno tiene una función y que tú eres parte de él siendo capaz de ayudar a mejorar tu iglesia, tu familia, tu entorno, pero, sobre todo, mejorar la persona que eres, de ser mejor hijo, mejor hermano, mejor amigo, mejor ciudadano, mejor siervo e hijo de Dios.

Sé un buen administrador de tus dones, utilízalos de una manera sabia y acorde a lo que somos, hijos de Dios, y sigue preparándote, en conocimiento y en destrezas, porque siempre hay necesitados de Dios y tú eres un medio para acercarlos a Él a través de las habilidades que adquieras.

“Habiendo preparación, no hay preocupación” Sensei Kazuo Imai.

Lic. en Contabilidad y Finanzas Israel Cruz Pool