Líderes con Pasión
Escrito por: Edgar Obed Acuña Martínez y Gaddi Yamin Sánchez
Todos tenemos pasiones diferentes, algunos encuentran pasión en los deportes, un equipo, una carrera, profesión, música, política, una persona, alguna afición, etc. Te has preguntado, ¿Cuál es la tuya?
La pasión es un sentimiento muy intenso, un deseo exagerado que inunda todo el aspecto de la persona y que la impulsa a buscar su objetivo; en otras palabras, la pasión se refiere a que todo el corazón vibre, aprecie, se entusiasme, e incluso, padezca por una idea o un proyecto. Pero ¿de dónde surge la pasión? En primer lugar, se debe estar profundamente convencido de lo que uno cree; en segundo lugar, de los sueños y metas que tenemos. Es decir, se debe tener una convicción profunda y una visión para que surge una pasión.
Por otro lado, tenemos el liderazgo. Un líder da lo mejor de sí, demuestra cómo hacer las cosas, inspira una visión compartida, cuestiona el proceso, permite que los otros actúen y alienta el corazón. Por lo que, la suma de estas dos palabras, liderazgo y pasión, permiten cosas extraordinarias.
En la Biblia leemos de muchos personajes que sirvieron a Dios con una entrega apasionada, por ejemplo: Abraham, Moisés, Elías, Daniel, David, el sacerdote Finees (Números 25:11), el apóstol pablo, entre otros; todos ellos sabían perfectamente cuál era su propósito y ejercieron su liderazgo en la misión que tenían; no obstante, aunque todos ellos nos dieron un gran ejemplo, El más grande ejemplo que tenemos de líder con pasión es Jesús.
Jesús, en su interior tenía la certeza de su misión: establecer el reino de los cielos, dar un mensaje de esperanza a los pobres, anunciar las buenas nuevas y dar libertad a los cautivos (Lucas 4:18-19). Como podemos ver, no era cosa fácil, si nos detenemos a leer cada una de estas historias, especialmente la de Jesús, encontramos que hubo obstáculos a los cuales se enfrentó; sin embargo, su pasión por la misión no los detuvo. Jesús confrontó muchas oposiciones de parte de los fariseos y saduceos, varias veces lo tentaron (Mateo 16:1, Marcos 10:2, Lucas 6:7) y juzgaron (Mateo 27:40, Lucas 7:39). Aun con todos estos impedimentos cumplió con la misión que Dios le había encomendado, porque tenía una gran misión, que era más grande que todas las dificultades.
Y a todo esto, ¿Qué es lo que pide el Señor de ti? En Éxodo 10:12 nos dice, “…sino que temas al Señor tu Dios, que andes en todos sus caminos, que le ames y que sirvas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma”, es decir, que tengas pasión por Él.
Dios te ha encargado una misión, un trabajo, Él no prometió que sería fácil, pero sí que estará contigo durante todo el proceso, levantará tus brazos cuando estés cansado como lo hizo con Moisés, te dará el alimento adecuado para que puedas soportar 40 días en el desierto como lo hizo con Elías, te librará de los leones como lo hizo con Daniel, estará contigo en tus peores batallas como lo hizo con David. El trabajo en la obra del Señor tiene su recompensa.
Por lo anterior hermanos, los invito a que “Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensara con la herencia. Ustedes sirvan a Cristo el Señor”, con pasión. Colosenses 3:23-24.
Referencia:
JAMES M. KOUZES Y BARRY Z. POSNER. (2018). EL DESAFÍO DEL LIDERAZGO Sexta edición. España: Editorial Reverté, S. A., 2018.