El adolescente como mentor de niños

¿Quién es el más importante en el reino de los cielos? Mateo 18:1 (NVI)

Recuerda por un momento cuando tenías 11 o 7 años, cómo te gustaba vestirte, cuáles eran tus intereses más importantes, qué preocupaciones o problemas ocupaban tus pensamientos, cuáles eran tus anhelos, sueños o proyectos. Obsérvate por un minuto en el espejo, ¿es así como te imaginaste que llegarías a ser?, si en este momento tuvieras al niño o a la niña que fuiste tiempo atrás, ¿qué le dirías?, ¿qué recomendación le compartirías para que logre sus objetivos y sueños?

Piensa en las niñas y los niños que acuden a tu iglesia, ¿cuáles son sus intereses?, ¿cómo se comportan?, ¿qué dicen los adultos de ellos?, ¿qué piensas tú de ellos?, si no tienes la respuesta a todas las preguntas, no te preocupes, tengo una misión para ti, ¿la aceptas?

Presta atención a cada niña y niño de tu iglesia, desde el bebé que cargan en brazos hasta el niño(a) que pronto se pasará a tu grupo, ahora,   elige a una niña o niño con el que sientas afinidad o te recuerde a ti cuando tenías su edad, acércate a él o ella, comienza a platicar, y pon en práctica lo siguiente:

1. Cuando realice un logro o cumpla una meta, reconócelo(a) con palabras que expresen alegría.

2. Cuando no tengas clara la respuesta ante alguna decisión que debas tomar u observes que él o ella están en la misma situación, acércate y platiquen con respeto y amor, te garantizo que ambos complementarán su proceso de toma de decisiones.

3. Busca espacios para conocer lo que está aprendiendo, escucha sus deseos y planes, acompáñalo(a) para que enfoque su camino en las enseñanzas de Jesús.

4. Fomenta en él o ella el ser responsable, humilde e integro(a), recuerda que la mejor manera de acompañar, es con el ejemplo, así que cultiva todos los días estos principios.

Esta misión es un trabajo continuo que puedes llevar a cabo con todas las niñas y niños de tu iglesia, recuerda que “de ellos es el Reino”, y que tú tuviste su edad, así que abre tu corazón, acércate a ellos, y comienza a acompañarlos, te darás cuenta que son un bálsamo para el alma.

Recuerda que el llamado es a ser adolescentes que sean ejemplo e impacten a una generación, tanto de niños como de jóvenes y adultos también. ¡Inténtalo!

Con amor, Elemy