Mi profesión, mi ministerio

Min. Abdiel Gómez Salomón y Elemy E. Espinoza Ramírez

«Desde su galaxia el niño ya sabe que cuando sea grande tendrá que ceder.

Pero, mientras tanto, él tiene la llave del eterno sueño de ser o no ser […]»

(Yo quiero ser bombero. Facundo Cabral y Alberto Cortés).

Seguro te estarás preguntando, ¿quiénes son esos señores? Y también cuestionarás: ¿De qué están hablando? Primero, ofrecemos una disculpa por la referencia a los antiguos años 90´s, sabemos que es historia vieja. Pero hay algunos detalles que, seguramente, has escuchado por ahí.

En esta narrativa, se cuenta la historia de un niño que va creciendo dentro de su familia, lleno de expectativas y esperanzas que han depositado sobre él. ¿La edad? No sé, quizás unos 4 o 5 años. Lo interesante de esto, son esas ideas preconcebidas que, según sus familiares, llevarían al éxito a este niño.

Ya todos habían hecho planes: ingeniero, doctor, banquero, militar… Estaban seguros, cada uno por su cuenta, de lo que ese niño sería al crecer. Pero él también estaba seguro: ¡bombero!, ¿por qué? Porque es mi voluntad. ¡Gran respuesta! Al menos, desde su galaxia, tiene voluntad e impulso por vivir.

En esta ocasión, no vamos a discutir cómo elegir una carrera, profesión u oficio, pero sí queremos puntualizar que: la vocación puede aparecer en cualquier momento de la vida, y esta puede vincularse a la carrera profesional o a aquello a lo que te dediques; o tal vez no. Quizás puedas usar tu carrera para descubrir tu vocación.

Profesiones, carreras y oficios

Recordando la infancia, los niños y niñas querían ser bomberos, doctores, policías o maestras. Ahora, una de las mayores aspiraciones es ser influencer o creador de contenido. Y, ¿sabes qué? Todo eso está perfecto. ¿Por qué? ¡Porque es tu voluntad!

Déjame decirte que, cual sea la carrera que hayas elegido, –sin importar las circunstancias que te hayan llevado a ello– tienes la posibilidad de encontrar una vocación dentro de ella, una que le dé un giro a tu vida y te encamine en el servicio y el amor por los demás.

¿A qué nos referimos? Bueno, pues nos han enseñado a elegir una carrera, a darle un rumbo a nuestras vidas desde muy pequeños y a tratar de no salirnos de ese rumbo. Sin embargo, con el paso del tiempo hemos descubierto que hay muchas cosas a las que nos podemos dedicar, y siempre se puede hacer un poco más allá de lo aprendido.

Así, sin importar a lo que te dediques, hay algo que puedes hacer para darle a tu vida un toque de servicio. Jesús aprendió un oficio de su padre, pero también supo llegar a otros espacios, donde tuvo la oportunidad de encontrar su vocación.

Hay otro ejemplo. En Gálatas 1 y 2, el apóstol Pablo se encargó de defender su vocación, una que encontró de manera “inusual”, pues, aunque nunca conoció a Jesús –como era el caso de los 12 discípulos–, le fue revelado el camino que debía seguir.

Vocaciones y contextos

Pablo había crecido como judío, con un amplio conocimiento sobre las culturas griega y romana, que predominaban en aquella época. Se había aleccionado en la ley y, en sus palabras, era más celoso y cuidadoso de todos esos preceptos que cualquier otro judío (Gálatas 1:14). Era un ciudadano ejemplar. Pero también, en términos actuales, se podría decir que era un verdadero profesional.

Había estudiado de todo, y como fariseo, Pablo se convirtió en uno de los mejores. Una carrera exitosa, sin duda. Aún así, terminó cambiando el sentido de todo lo que hacía y resignificó todo el conocimiento que adquirió durante todos esos años de carrera. Y esto, porque encontró su verdadera vocación: el llamado del Maestro.

Pero ojo: no cambió de “profesión”. Él seguía siendo tan docto y culto como cuando se consideraba un judío tradicional. No. Lo que cambió en Pablo fue el sentido de su carrera. El encuentro que tuvo con Jesús, narrado en Hechos 6, le hizo darse cuenta de que, aunque todo el conocimiento adquirido era muy valioso, era mucho más importante poder servir a quienes antes persiguió.

Pablo, al descubrir su vocación en Cristo, aprovechó esos recursos que antes utilizaba para lastimar y someter, ahora como un vehículo de comunicación hacia toda la gente, por la gracia y el amor del Resucitado.

Con todo este contexto, podemos dimensionar la pasión y el impulso que movía a Pablo. Se convirtió en el portador del mensaje evangélico que llegó a muchos gentiles. Y esto es importante, porque los gentiles eran todos aquellos que no habían nacido de la cultura y la religión judía. Pablo, por la revelación que tuvo en Jesús, encontró que su vocación era llevar ese mensaje a quienes que no habían tenido la bendición de conocer personalmente al Mesías. Gracias a eso, Pablo dejó la vida de violencia que llevaba, y aprendió a amar a su prójimo.

Como el apóstol Pablo, no es necesario cambiar tu profesión, ni echar en saco roto todo lo que has aprendido en este mundo. Lo que sí es necesario, es escuchar el llamado, acudir al encuentro con Jesús y darle sentido a todo lo que haces, encontrando la vocación de servir.

Una plataforma para servir

En Filipenses 3, Pablo dice que, todo aquello que antes consideraba valioso -como su estirpe judía y todo su conocimiento-, ahora lo toma como una pérdida; estiércol, basura, un sin sentido. Sin embargo, durante su ministerio supo utilizarlo en beneficio de la obra de Dios. Es decir, que cuando usas tus recursos para lastimar, vives en un absurdo; pero cuando Jesús te encuentra, todo ello se convierte en una herramienta de bendición.

Cuando hablamos de carrera, no pensamos solo en una profesión con un título, sino aquello a lo que le vamos a dedicar todo nuestro esfuerzo, tiempo y recursos. Esa carrera puede ser tan amplia como cada quién lo decida. Si la carrera es “ser bombero”, no solo se limita a apagar incendios; se puede rescatar animales, proteger a las personas de desastres, y se puede extender a la vida diaria. Si la carrera es la abogacía, tu vocación puede impulsarte a ofrecer servicio a quienes no tienen suficientes recursos. Es decir, la carrera solo es el medio, pues el llamado sobrepasa cualquier vehículo.

Tu carrera se convierte, de esta manera, en una plataforma de servicio. La profesión no siempre va acompañada del ministerio, y el ministerio no siempre se ejerce en la profesión. Pero cuando encuentras la revelación y servicio al que Jesús te llama, tienes la oportunidad, como Pablo, de darle sentido a esa carrera.

¿Quieres ser bombero? ¡Adelante! ¿Quieres estudiar una carrera? ¡No te detengas! ¿Quieres ser influencer? ¡Dale con fuerza! Pero, hagas lo que hagas, nunca dejes de lado tu verdadera vocación: amar a todos, como Jesús te amó.

Donde están tus pies

Como cristianos, nos pasamos la vida pensando cuál es el tiempo, cuál es el lugar correcto y el momento perfecto para servir. A algunos, la vejez los asalta antes de que puedan decidir su lugar y momento ideales. Otros pasan su vida adulta acumulando cosas y riquezas, pensando que la vida se trata de eso. Pero tú, que vas avanzando sobre el camino, puedes preguntarte: ¿Dónde están mis pies?

¿Tus pies están en la escuela? Puedes servir. ¿Estás en redes sociales? ¡Puedes ayudar a otros! ¿Tienes una profesión? ¡Eres de bendición para alguien! Donde estén tus pies, ahí está también tu vocación.

No esperes a la edad, ni a la madurez, ni al máximo conocimiento. Para servir solo necesitas la vocación. Lo demás, lo irás adquiriendo con trabajo y voluntad. Pero el llamado de Jesús está ahí, Él te busca como a Pablo, y te impulsa hacia donde está la necesidad. Solo necesitas escuchar la voz de tu maestro.

Referencias:

Nueva Versión Internacional.

La vocación de Pablo. Isidoro Mazzarolo. RIBLA 76, 2017/2. La carta de Pablo a los Gálatas.

Esmeralda Alarcón Montiel. Elección de carrera. 2019. https://www.redalyc.org/journal/340/34065218004/html/

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